EXPULSIÓN DE LOS MORISCOS
La expulsión de los moriscos de la Monarquía
Hispánica fue ordenada por el rey Felipe III por el temor de su posible respaldo
militar a una invasión otomana en España “Sean
expulsados todos los cristianos nuevos moriscos, así hombres como mujeres y
niños, excepto los que fueren esclavos”
Fue llevada a cabo de forma escalonada
entre 1609 y 1613. Los primeros moriscos expulsados fueron los del reino de
Valencia, a los que siguieron los de Andalucía, Extremadura y las dos
Castillas, en la corona de Castilla, y los del reino de Aragón y Principado de
Cataluña, en la corona de Aragón. Los últimos expulsados fueron los del reino
de Murcia, primero los de origen granadino y más tarde los del Valle de Ricote.
En total fueron expulsadas unas 300.000 personas, la mayoría de los reinos de
Valencia y Aragón.
En Murcia, la orden de expulsión fue hecha
pública el 8 de Octubre de 1610 y en principio solo se refería a los moriscos
granadinos. Los asentados en el Valle de Ricote, zona de la orden de Santiago, quedaron
exentos de esta orden ya que existían buenos informes sobre su conversión al
cristianismo, pero justo un año después el 8 de Octubre de 1611,
Felipe III
decreto su expulsión. Los moriscos del valle, hicieron precesiones, penitencias,
oraciones públicas y otras manifestaciones cristianas para evitar la orden,
pero lo único que consiguieron fue
aplazarla dos años. Así que en 1613 se procedió a la expulsión de los 2500
moriscos que quedaban en el Valle de
Ricote. Fueron embarcados en Cartagena rumbo
Italia y Francia. Algunas moriscas para evitar su expulsión se casaron
con cristianos viejos. Tras la expulsión , Murcia sufrió una crisis socio económica,
debido a la ausencia de la mano de obra que proporcionaban los moriscos en la
huerta de Murcia. Asi lo relata Vicente Medina en sus AIRES MURCIANOS.
Moriscos los atavíos
Y moriscas las maneras
Y moriscas las costumbres
Son en mi tierra
Ver moras y ver judías
Es ver con sus ojos negros
Las mujeres de la huerta.
PREGÓN FERIA Y FIESTAS EN HONOR A
SAN BARTOLOME AÑO 2011
HA CARGO DE UNA DE NUESTRAS COMPAÑERAS DE KABILA
M.CARMEN ALCARAZ
HA CARGO DE UNA DE NUESTRAS COMPAÑERAS DE KABILA
M.CARMEN ALCARAZ
Cieza, 15 de Agosto
de 2011
¿Como me voy a
olvidar de ti?, después de tantos años!!, era una cría cuando te conocí de
buena mañana, cuando aun dormía media Cieza y te acompañaban pocos, entre
ellos, los chirridos de los vencejos, cuatro pitos y un tambor, te encontré
porque estábamos cerca, te trasladaban como de escondite y el sol de verano,
luminoso como él solo, bañaba el trono por la calle Cartas, y yo salí del callejón,
nunca pude imaginar que te fijaras en mi, una muchacha que difícilmente te
aguantaba la mirada y cara de tonta de comienzos de adolescencia, comenzó
nuestra historia, la que solo sabemos tu y yo, me invitaste a compartir contigo
y sin saber como, accedí, hemos vivido alegrías y amarguras, nos hablamos de tu
a tu cuando en mis solitarias visitas mantenemos esas largas conversaciones en
la paz y el silencio de una recogida ermita, con la sola luz que entra por el
ventanuco de encima de la puerta, y tal vez, te siga defendiendo con la
imprudencia de la adolescencia que se me escapó hace tantos años, como si me
pertenecieras, y donde jamás hubiera pensado estar.
San Bartolomé… aquí
estoy, delante de tu imagen… delante de ti.
Excelentísimo Sr.
Alcalde
Excelentísima
Corporación Municipal y autoridades
Reverendísimo Sr.
Cura Párroco de la Basílica de la Asunción
Sr. Presidente de la
Hermandad de San Bartolomé
Hermanos en San
Bartolomé, Ciezanos.
Señoras y Señores
Ante todo agradecer
que hayan pensado en mi persona como Pregonera tanto a la Junta directiva de mi
Hermandad como a las Autoridades Municipales que me han distinguido con este
gran honor. Honor y orgullo que deseo compartir en este acto con la totalidad
de mis hermanos en San Bartolomé. Mi pregón es lo que sale de una mujer del
pueblo para su pueblo, y pido a San Bartolomé que me ayude a transmitir mis
sentimientos y que lleguen a todos ustedes.
Sé, que si estoy hoy
aquí, es única y exclusivamente por
pertenecer desde hace
más de treinta años, activa e
ininterrumpidamente a
esta Hermandad de Nuestro Santo Patrón San Bartolomé. Por este motivo en primer
lugar vaya mi recuerdo para aquellos hermanos que se fueron y que lucharon por
enaltecer esta bendita tradición del patronato, como mi querida Anita Martínez
Caballero, que fue su última camarera y que dedicó parte de su vida al cuidado
de la imagen, a todos los presidentes que hicieron todo lo que estuvo en su
mano para que no se perdiera el culto hacia San Bartolomé y sé que en la
mayoría de los casos no fue tarea fácil. También mi especial recuerdo para la
hermana Soledad Montiel ”Sole", tan querida y añorada, que justo hace un
año pudo acudir por última vez a un acto de San Bartolomé. En el seno de ésta
Hermandad he madurado como mujer, he
amado, he sido madre, he luchado y he sufrido en algunos momentos de una forma
extraordinaria, también he cultivado muy buenas amistades. La mayor de parte de
mis amigos están aquí, tenemos y mantenemos una profunda devoción con la idea
de hacer cada vez más grande este proyecto que se inició hace algunos siglos y
es el de acrecentar la devoción a San Bartolomé preservando su ermita del paso
del tiempo y que jamás caiga en el abandono. Quizás estas inquietudes hacia
nuestras tradiciones y costumbres me llegaron trasmitidas por mis padres. Soy
hija de Antonio Alcaraz Ballesta, “el Nene de la Murciana”, hermano fundador de
la Hermandad de la Oración del Huerto y Santo Sepulcro, "Los Dormis",
fue el primer Secretario y a lo largo de su corta vida ocupó varios cargos en
su Directiva, también como Presidente. Estuvo entre los reducidos entusiastas
que en 1952 refundaron el Tercio Romano del Santo Sepulcro, "los
Armaos", y fue uno de los promotores de la construcción de la ermita en el
collado para nuestra patrona la Virgen del Buen Suceso. Amén de pertenecer a
otras tantas Hermandades. Mi madre Josefa Vázquez García, conocida por todos
como la "Nena de la Pinina", perteneció al primer grupo de Coros y
Danzas de la Sección Femenina, y entre otros menesteres, enseñaba a grupos de niñas
los bailes regionales. Fue una mujer con una fuerza increíble y unas profundas
convicciones y valores lo que le llevó a estar muy comprometida con Cáritas y
otros movimientos religiosos y seglares de acción Social. Ella nos educó y nos
transmitió el respeto a todos, porque en una sociedad que se precie, siempre
nos decía, todos somos igual de necesarios y de valiosos, el alcalde y el
administrativo,el fontanero y el maestro. De su mano conocimos la ermita de S.
Bartolomé a la que nos llevaba para que viésemos al patrón y a cuantos actos
religiosos en su honor se celebrasen. El arraigo a mi tierra y su huerta me
viene de mis abuelos, soy nieta de Jesús Moniquí, y no es que mi abuelo tuviera
el sobrenombre de esos riquísimos y tan ciezanos albaricoques, sino que éstos llevaban
el nombre de su “creador" mi bisabuelo, que habiendo dejado una de las
numerosas riadas que sufría la vega una rama de albaricoquero en su huerto de
la Olla cerca del paraje de la presa, cogió esa rama e hizo un injerto en uno
de sus albaricoqueros de una variedad común y lo que surgió de allí fue una
verdadera maravilla. Quizás el albaricoque más sabroso y dulce que ha dado la
huerta ciezana y que otras regiones y comarcas limítrofes luchan por quedarse
con la autoría del invento. Hoy prácticamente este rico fruto ha desaparecido
de Cieza porque dicen que da poco fruto y no es rentable.
Mis abuelos Jesús y
Dolores fueron durante toda su vida los custodios de la Virgencica de la calle
Larga, la Virgen de los Dolores, justo enfrente de mi casa. Recibieron
ese legado de sus padres. Dueños de la actual imagen obra del escultor D.
Manuel Carrillo padre, que bien pudo costarle la vida a mi abuelo, cuando en
las revueltas previas a la guerra civil y viendo que se estaban quemando y
rompiendo todo lo que a religioso recordara, saltó por los tejados con mi
virgen envuelta en una manta y se la llevó a su finca de las ramblas donde la
enterró debajo de una barraca de aperos para rescatarla después de la guerra y
restaurarla con la ayuda de amigos y vecinos que aportaron lo que pudieron en
esos momentos duros. La anterior virgen que ocupaba esa hornacina es un lienzo
que guardamos en mi casa y que también fue apedreado y acuchillado.
Próximamente y tras su restauración será expuesta en la ermita de San Bartolomé
para que todos disfruten de su presencia y de su historia…
Nacida y criada en
Cieza, excepto mis primeros tres años de vida en los que viví en la calle San
Sebastian, me crié en la casa familiar de la calle Larga, donde mis abuelos
supieron transmitir a todos sus nietos el gran regalo que es la familia y así
siguió haciendo mi madre que tejió unos larguísimos lazos de unión y nos
mantuvo a todos los primos juntos, como sigue siendo, aunque estemos repartidos
por distintos puntos de España, cerquita de ésta plaza y de ésta Basílica donde
me bautizaron, recibí mi primera comunión, me casé y también mis hijos recibieron
los primeros sacramentos..
Enamorada de Cieza y
de sus tradiciones, no me he perdido una sola Feria en toda mi vida. Sobre todo
en éstos treinta años en los que por mi vinculación a la Hermandad de San
Bartolomé, no es posible, hay tantas cosas que hacer!!!!!!!. Primero porque
estaba casada con un
Presidente, segundo
porque yo fuí miembro de la Junta Directiva durante un tiempo, y lo más
importante, porque es un compromiso personal el de ayudar en todo lo que pueda,
claro está porque mi presidente y amigo Cristobal me lo permite, sobretodo en
el arreglo floral del trono, del altar para la Misa Huertana y los días del
triduo. Pero, es mi querido amigo José Antonio Fernández el artífice de que
todo eso sea cada año mas esplendoroso, yo solo le ayudo a elegir un poco, solo
un poco porque él, que es un artista en éstos menesteres, tiene las ideas muy
claras, el color y el tipo de flor. Jelgueras amarillas y margaritas blancas,
lisiantum, lilium, hojas de Adan, onturio rojo….. y una flor que huela, siempre
está presente el olor…. cuando ya a finales de junio vamos a encargar la flor
que necesitamos, para que a su paso el trono vaya dejando en nuestras calles su
aroma característico.
Ahora para las
puntas, gladiolos, pero que estén bien cerrados, me ordena Jose, cuando yo le
voy arrimando la flor. Es una gozada estar tan cerca del Santo, procurando que
no se ensucie el trono, ir retirando los rabos de flor que van sobrando, pasando
el plumero suavemente por la figura…Y ver como esos pomos van cogiendo forma.
Un equipo grande de
gente se reúne en torno a S. Bartolomé, cada día de procesión para que todo
esté listo y salga bien. Al tiempo que se arregla el trono hay que ir limpiando
todo lo que cae al suelo del resto de flor, para que la ermita quede impecable,
otro grupo tiene que venir a esta plaza a colocar las sillas, Bartolo "el
Rapao" con su
batería y dando los
últimos toques a las luces para que pasando la calle Larga puedan encender los
focos porque empieza a anochecer y así dar al mismo tiempo mayor vistosidad. Y
el trono sale a la calle, el día 15 desde su ermita, como hoy. No puedo
describir la emoción que me embarga cuando ya sale de la verja, y es que San
Bartolomé es muy mío, muy de mi vida. Y cuando
has vivido tanto
dentro de la fiesta...
La historia de ésta
Hermandad ha fluctuado tanto o más que la bolsa hoy en día, y ha sufrido tantos
cambios como años hace que se fundó. Fue sobre todo a partir de la segunda
mitad del siglo XX, cuando empezó su declive. Hubo una serie de situaciones que
hicieron que decayera la tradición del patronato y se llegase al casi abandono
de su ermita, la
falta de dinero, de potencial humano, el cambio de la forma de vida en el
pueblo y también el decaimiento de ese ambiente religioso que había en otro
tiempo. Hubo un presidente que cansado de que desde el Ayuntamiento se
olvidasen, como era costumbre año tras año de que las Fiestas eran en honor de
su Santo Patrón, por aquello de los presupuestos, que el concejal de turno no
dejara una partida para costear los gastos mínimos como podía ser la flor del
trono. Para su desesperación por no encontrar apoyos con los que seguir
adelante decidió que ese año no había actos con San Bartolomé. Un día antes de
la procesión, y alertados por nuestros amigos, los hijos de la camarera, que al
ir a la ermita como siempre para ayudar en el arreglo del trono, se encontraron
con la puerta cerrada, y sin señales del entonces presidente, se tuvo que
recurrir a la policía municipal para que buscaran al mismo y trajeran la llave.
Pero el problema era como se
sacaba a la calle un
trono sin el arreglo floral, porque ahora teníamos llave, pero nada más. La
idea fue tomar de los jardines lo que hubiera y pedir a los conocidos toda la
flor que tuvieran en la huerta, recordando especialmente la inestimable ayuda
de Paco Marín Fernández . Y así
se pudo sacar la
procesión, aunque con algún retraso.
Si bien, para retraso
y como anécdota, la de un sacerdote. Que tras una larga espera y viendo que no
llegaba a la ermita se sacó la procesión, y ya por la calle Larga, apareció
alegando "que después de la misa se había ido a cenar", ante el
murmullo general se giro diciendo "ahora no salgo"... y se marchó. Después
fué el escultor Manuel Juan Carrillo quien se atrevió a tomar las riendas de la
Hermandad e intentar darle un buen empujón, para eso introdujo en su directiva,
y con muy buen criterio, a algunos jóvenes entre los que estaba el que era mi
novio, y ahí fue cuando entré ya más en activo a la Hermandad. Tímidamente y
poco a poco se empezaron a mover las cosas, y al menos se iban preparando con
tiempo los actos, y dejando siempre un dinero para la flor. Pero el Maestro
Carrillo, hombre profundamente bueno, ya estaba
un poco mayor y no se
veía con fuerzas para la lucha que de verdad se necesitaba para levantar lo que
en otros tiempos fuera esplendoroso, y dejó la presidencia tras unos años. Ya
en la Hermandad había entrando gente más joven, y en una asamblea se eligió a
Antonio Villa, el padre de mis hijos, como presidente y fue a partir de
entonces cuando las cosas empezaron verdaderamente a cambiar.
Era una lucha
continua para que se reconociera primero a nivel institucional que el Patrón
necesitaba del apoyo propio de su condición, ya que se había llegado al punto
de no tener representación Municipal en ningún acto al mismo y por otro lado de
orden puramente material, era imprescindible que se dotase anualmente de una
subvención para cubrir lo más esencial. Eran pocos los hermanos y sobre todo
personas mayores, también ahí se trabajó para que se fuesen incorporando más hermanos,
subir un poco las cuotas, y buscar otras fuentes de ingresos. Se propuso al
ayuntamiento el encargarnos de la revista de la Feria, a lo que felizmente
accedió. Nosotros buscamos los anunciantes, son muchos los comerciantes y
empresarios que por éste medio apoyan a la Hermandad y todos los actos que
organizamos, hacia los que va desde aquí el más profundo de los agradecimientos.
Corriendo el año 1991, "y en plena Semana Santa", un párroco, decidió
que la ermita de S. Bartolomé era de la Iglesia y que él era el que decidía
quien la utilizaba y quien no. Después de cambios de cerraduras, de denuncias
ante los juzgados, de una procesión sin sacerdote, un Decreto del Obispo que se
leyó en todas las misas, de todas las iglesias de Cieza, suspendiendo de sus
derechos eclesiásticos, a los miembros de la Junta Directiva como si de unos delincuentes
de la Edad Media se tratara, y fuese la Santa Inquisición quien leía la
sentencia. Quienes formaban el Ayuntamiento de esa época, "de todos los colores"
no quisieron posicionarse públicamente, supongo que por aquello de “con la
iglesia habéis topao", y “sálvese quien pueda” no vaya a ser que después
vaya a por nosotros. Ese año, nuestro San Bartolomé no iba a entrar en la
iglesia. El día 24 de Agosto con la ermita devuelta a su Hermandad, porque así
lo dictaminó un Juez como legítimos dueños poseyendo para el pueblo como se
había demostrado en las numerosas pruebas y documentación presentada, hubo una
ofrenda de flores en la ermita, con un sacerdote amigo que vino de fuera y se
atrevió a oficiar los actos religiosos. El año siguiente 1992 al estar la
ermita declarada en ruinas y no poder salir la procesión de su recinto, ni de
la Iglesia, sacamos la procesión el día 24, el trono se arregló en el sótano de
la ferretería de Alonso, porque Alonso Riquelme hijo era de la Junta Directiva,
junto a Jose Antonio y Maria Hellín, Manuel Eloy Semitiel, Raimundo Ruano, Antonio
Villa y quien les habla, y los nombro para que sirva como recuerdo y homenaje
de aquellos días amargos, ya que hubo quien creyó que por ser jóvenes nos iban
a intimidar. No os podéis imaginar cuando en el montacargas apareció el trono
con San Bartolomé, la cabeza, el cuerpo, erguido como siempre, adornado
precioso de flor. Ascendiendo como una aparición, la ovación fue tremenda,
había más gente que nunca. Salió la procesión con la sola presencia
institucional del Jefe de la Policía Local, D. Manuel Marín Torrano y llegamos
hasta ésta plaza donde se hizo una multitudinaria ofrenda de flores. Al tiempo y
en el interior de la Iglesia se oficiaba un acto religioso con una imagen de
San Bartolomé que habían pedido a una vecina población y contaban quienes lo
vieron que más parecía una imagen de San Pedro, y es que, cada época, al
tallista y debido a las corrientes artísticas, la influencia de una o de otra
escuela escultórica, una imagen con otra no tiene nada que ver aunque sea bajo
la misma advocación. Pero luego
había otro problema
¿donde recogíamos la procesión y dejábamos a San Bartolomé? Eso se solucionó
con el buen hacer del entonces presidente de los Dormis, y hermano de ésta
Hermandad, D. Diego Ortega que como siempre iba en la procesión y en un momento
dado y seguro que después de ser iluminado por nuestro Patrón le dijo al presidente:
- ¿Antonio, donde
vamos a meter el Santo?
- No lo sé Diego….
- Aguántalo un poco
que voy a por las llaves y se encierra en la Casa Museo.
Y así fue, cuando
esta Cofradía hermana, nos dejó compartir con ellos sus instalaciones y que
hasta hoy se siguen haciendo las asambleas en sus locales. El párroco en su
empeño, estoy segura que por estar mal informado y sobre todo mal aconsejado,
dijo en la misa del día 15 de
agosto que no fuese
nadie a la procesión porque la Hermandad no era representativa, que éramos
pocos y que no teníamos legitimidad para hacer una procesión y hasta se llegó a
pensar en recaudar dinero para encargar una imagen de San Bartolomé nuevo. Pero
se olvidó del pueblo llano, que en lo más profundo del alma y por encima de
todo están sus creencias, sus tradiciones y que estuvo
donde tenia que
estar, con su Patrón y alejados de la sinrazón de quien no conocía la tradición
y menos aun que se trataba de la imagen de un santo morenico, pequeño, enjuto y
apretado, pero muy simpático que está acostumbrado,
a que lo despellejen vivo y por estas minucias no pensaba desmoronarse.
Relato esto desde la
distancia, sin rencores ni nada que se le parezca, todo se arregló con la
llegada de nuestro querido D. Antonio y con buena voluntad por parte de todos. Pero,
aun hoy en día, sigo pensando que si en esos momentos no hubiésemos tirado
hacia adelante con todas las consecuencias, por la vehemencia que da la
juventud, porque en esos momentos no piensas lo que puede venir, ni sus
consecuencias, porque fue una verdadera persecución no solo hacia la directiva,
también hacia nuestras familias, negocios y a todos los que nos apoyaban. Sino
hubiésemos hecho todo eso, la ermita posiblemente estaría abandonada y medio
hundida o dedicada a otras historias. Pero no hay mal que por bien no venga, o
eso dice el dicho, porque sirvió para dar popularidad a la Hermandad y al
Patrón. Como recordareis o podéis imaginar casi cada día eran entrevistas de
radio, notas y artículos en los periódicos. Y a partir de ahí la Hermandad se fue
haciendo más grande, entraron muchos hermanos nuevos, nuestros amigos se
unieron para apoyarnos y empezó la nueva etapa. Siempre sostuvimos y lo seguimos
haciendo, porque es la verdad, que la Ermita pertenece al pueblo de Cieza, es
junto con la Casa de la Encomienda que está anexa a ella los edificios emblemáticos
más antiguos que permanecen en pie.
Es a finales del
siglo XVI, cuando Felipe II manda hacer unas descripciones a personas naturales
y vecinos de los pueblos que conocieran la historia de éstos y cuantos datos
les hubiesen llegado por via natural para conocer los pueblos de la Corona de
Castilla en los que se encontraba la villa de “Çieça”. Entre los cuarenta y
tres capítulos en que describe nuestra población es en el cuarenta donde se
dice lo siguiente:
“…y el patrón desta
villa es el glorioso apostol S. Bartolomé que en acuendo tempestades se saca su
imagen en unas andas y se ha visto çesar las dichas tempestades mediante su
interçession.”
San Bartolomé tenía
capilla propia en la iglesia Parroquial, pero las gentes del pueblo y su
Concejo decidieron levantar una ermita que fuese su morada. Numerosas fueron
las donaciones, subastas y varias las personas que dejaron en su testamento
otorgamiento para que se hiciese una ermita a S. Bartolomé, además de lo que su
Hermandad ingresaba de casas y tierras de labor que poseían en arrendamientos. La
ermita está prácticamente terminada en su restauración. Sólo faltan los frescos
del Conjuratorio. Una sala de planta octogonal que se encuentra en la parte
alta de la ermita y que es junto al de Caravaca de la Cruz los únicos
habitáculos de éstas características que se conservan en el Sureste. Su nombre
nos indica que desde sus ventanales se invocaba y rogaba, para impedir y evitar
el daño o el peligro que amenazaba la huerta de Cieza, una población eminentemente
agricola y que en el hecho de que una nube se alejara iba su supervivencia. Hemos
contado con la colaboración en todo momento del Ayuntamiento que se volcó para
que ese proyecto fuese un hecho y esperamos pronto poderla abrir diariamente
para que todos los ciezanos y visitantes puedan admirar al Patrón que permanece
en su ermita todo el año excepto estos días y hasta el final de Feria que está en
la Basílica de la Asunción. La ermita fue sede de un pequeño y primer museo de
arqueología con las piezas rescatadas por el grupo de arqueología de la OJE de Cieza,
organización de la que procedemos muchos de nosotros y que también apoyó a ésta
Hermandad durante años prestando su banda de tambores y cornetas
desinteresadamente mientras no pudimos contratarla. También se custodian
enseres religiosos, como ornamentos del obispo Mérida, misales, además de
cuadros, imágenes y hasta escudos que se habían rescatado de casonas del casco antiguo
que habían desaparecido. Muchas de esas piezas recuperadas y donadas para su
exposición en la ermita por D. Antonio Marín Oliver, entrañable amigo, del que
siempre se aprende algo, y fue quien hizo las gestiones con la Directiva de la
Hermandad en esos momentos….. de finales de la década de los años setenta para
que dejara al grupo Neanderthal compartir los pequeños habitáculos que tiene la
ermita, encima del pasadizo que une la Placeta del Santo con el muro como improvisados
talleres de limpieza, reconstrucción y almacenaje de los hallazgos que iban
encontrando en sus actividades. Todas las piezas
arqueológicas se
donaron al actual museo para que engrosaran sus fondos. La imagen de nuestro S.
Bartolomé data del siglo XVI y por su estilo y características se le atribuye
al escultor granadino Juan Pérez de Artá. Es de un cierto realismo como
corresponde al estilo gótico final
y predominan sus
expresivos y marcados ojos. De la primitiva imagen solo se pudo rescatar la
cabeza. Durante
la guerra civil fue
destruida y arrojada desde el muro. Cuando un grupo de jóvenes se bañaban en el
río junto al puente, vieron caer algo que rodaba hasta un huerto cercano, uno
de éstos jóvenes Francisco González Hervás, Paco "el Tereso" que
todavía y a pesar de sus avanzada edad pertenece a nuestra Hermandad, y no se
encuentra con nosotros porque ya no puede viajar solo desde su domicilio en el
norte de Francia, como hacía cada año para procesionar con su querido Santo,
recogió la cabeza de San Bartolomé y se tiró al río. Al llegar a las zarzas la
enterró, el Aforador que había visto la escena llegó hasta
donde se bañaban los
jóvenes con un guardia de asalto y señalándolo dijo:
- éste la tiene, “el
Tereso”
y Paco le contesto:
- ¿pero que dice? yo
he jugado con ella y después la he dejado ir río abajo.
A la mañana siguiente
volvió muy temprano, junto a otro joven, Juan Martínez Caballero, compañero de
juegos y de baño diario en el río, que también estaba el día anterior,
desenterraron la cabeza, y éste la llevó a su casa y se la entregó a su padre
D. Vicente Martínez, quien la ocultó hasta el final de la guerra civil, y unos
años después le encargó al taller de D. Manuel Carrillo que hiciese una imagen
para aquella cabeza del primitivo San Bartolomé a partir de estampas de la época.
El libro que porta en la mano izquierda representa su condición de evangelista.
En él, hay una inscripción del autor de la talla que dice que fue coautor su
hijo D. Manuel Juan Carrillo. En la mano derecha lleva un gran cuchillo que nos
recuerda que fue desollado vivo, y la palma como símbolo del martirio. En sus
pies hay un diablo, como se puede comprobar es de género femenino pues posee
los atributos correspondientes, que es aplastada por su pie. A la imagen se le
efectuó un proceso de limpieza en 1997 por
Carmen Carrillo
Ortega, hija y nieta de los autores del cuerpo. Más tarde se restauró el trono
que también es obra del maestro Manuel Juan Carrillo, en este caso por su
alumno Bonifacio Pérez Ballesteros y con la ayuda de Mercedes y Fulgencia
Carrillo, ahora se pueden apreciar los blasones de la peana con las escenas más
representativas de los milagros otorgados a San Bartolomé, el de “ La Muda que
habló y “Los Sudores del Santo”.
Les invito a que
éstos días de triduo, 21, 22 y 23 de agosto
vengan a acompañarnos
en los actos religiosos y en los que permanecerá el trono en esta iglesia de la
Asunción y se fijen en todos éstos detalles en los que a buen seguro nunca han
reparado y que narran la historia-leyenda que une a San Bartolomé con nuestro pueblo.
Algunos de ellos rescatados y representados por miembros de nuestra Hermandad.
El día 31 antes de la procesión,” Los Sudores del Santo” en ésta misma plaza, y
el milagro de la Muda que habló, durante las Fiestas del Escudo “La Invasión”
que nació en éstas fechas de Feria y que después por haber cogido un auge
inusitado, se pensó que podía tener una fiesta propia y sería mejor
trasladarlas a fechas más cercanas a los hechos.
De “Los Sudores del
Santo”, se habla, en el capítulo XXIV, de la Historia de Cieza de Fray Pascual
Salmerón, donde se relata “el milagroso sudor de la imagen de San Bartolomé,
patrón de Cieza, en el conflicto con una horrorosa nube”. Esto sucedió el 25 de
Agosto de 1722, cuando ya entrada la tarde, en la plaza del pueblo se estaban celebrando
las fiestas del santo, los ciezanos vieron formarse una terrible tormenta y
refugiándose en el templo tomaron las andas con San Bartolomé rogándole no
hiciera daño dicha tormenta, implorando su protección, fue cuando el Santo sudó
hasta cinco veces, mientras la tormenta iba remitiendo. Encontrándose allí
varios sacerdotes como correspondía a los actos religiosos que se estaban
celebrando con el patrón, dieron fe de éste milagroso hecho. El escribano
público lo certificó en un acta fechada el día 26 de Agosto. Leo literalmente
un párrafo de cómo Fray Pascual relata el hecho:
“Éste sudor no pudo
ser natural, pues no hubo causa natural de la que se pudiese originar cinco
veces, habiéndose enjugado la cabeza de la santa imagen… la cual no tiene
vestidos y es de madera sólida de pies a cabeza, Y así es claro que en ella no
se pudo ocultar cosa
natural que dicho
sudor pudiese originarse; y por consiguiente se ha de atribuir a causa sobrenatural
y milagrosa”.
Así mismo Fray
Pascual relata el hecho de la muda que
milagrosamente habló.
Estando el pueblo en misa de Pascua de Resurrección en la iglesia cerca del
puente una mujer muda divisó un ejército de moros granadinos que venían por la
otra parte del río. Ella al darse cuenta de la tragedia que podía acontecer
acudió a la iglesia y de una manera sobrenatural grito “moros vienen”. El
pueblo se armó como pudo y cruzó el puente para intentar detener al invasor y
esto dio lugar al lema de nuestro escudo; “Por pasar la puente nos dieron la
muerte”. Las Fiestas en honor a San Bartolomé en Cieza comienzan a celebrarse
en el siglo XVI, mientras que la Feria no tuvo lugar hasta recién estrenado el
siglo XIX. Las razones de esta disparidad cronológica entre ambas, radica en el
hecho de que en aquella época, Feria y Fiestas no gozaban de la unión en que lo
hacen actualmente, sino que se celebraban por
separado. Mientras
que la Feria tenía lugar entre el 16 y el 23 de agosto y su carácter era
eminentemente comercial, las Fiestas se celebraban el 24, festividad de San
Bartolomé, gozando de un talante lúdico y pensadas
para el disfrute de
los ciezanos. Sus pilares fundamentales eran el castillo de fuegos de artificio
desde el arenal, hubo algunos años que fueron dos los castillos, y junto al río
se formaba la silueta de S. Bartolomé en un altar que ardía después de que los
cohetes iluminaran el cielo, en algo parecido a lo que ahora hemos introducido
por parte de
la Hermandad y que se
hace el día 31 en la esquina del convento cuando la procesión llega allí.
También eran fundamentales las corridas de toros y la función teatral.
De las Actas
Capitulares del siglo XVIII se desprende un hecho interesante de rememorar por
la importancia que para los ciezanos tuvo en su momento. Se trata del conflicto
mantenido entre el pueblo de Cieza y el Real Consejo de las Órdenes, a partir
del año 1755 que pretendía suprimir la celebración de las tradicionales
corridas de toros, por los incidentes que éstas provocaban. Los vecinos de
Cieza, muy amantes de la fiesta taurina, protestaron ante el Rey, apelando que
les permitiesen gozar de este espectáculo, pues lo merecían tras un año de
fatigas y trabajo. Así, por una carta-orden del Gobernador de dicho Real
Consejo, en 1795, se concedía licencia para celebrar en adelante tres corridas de
toros durante las fiestas de San Bartolomé, con tal que no fueran 'toros o
vacas de muerte'.
En el 1801 el rey
Carlos IV da permiso a la Villa para celebrar la Feria Anual Perpetua de S.
Bartolomé entre los días 16 y 23 de Agosto, permitiendo la llegada de
vendedores, comerciantes ambulantes y una feria de ganado. En ésta Plaza
Pública se alineaban los confiteros, turroneros, garbanceros y otros vendedores
de frutos secos, mientras que en las calles adyacentes se situaban,
quincalleros, orfebres y hojalateros, así como los fruteros y vendedores de
géneros de huerta. La feria de ganado se situaba en varios bancales en el
extrarradio. Esta es la forma en que la Feria de Cieza llega a principios del
siglo XX, momento en el que se traslada a la Esquina del Convento, por la incapacidad
de ésta Plaza Mayor y las estrechas calles adyacentes para acomodar al cada vez
más importante número de feriantes. Es en éste momento de la historia de la
Feria cuando viene mi familia paterna, comerciantes oriundos de la pedanía
murciana de La Ñora, ponían su caseta en la esquina del convento, donde vendían
un poco de todo, era el típico colmado de la época, pero eran las joyas
y las finas puntillas los elementos más preciados y adquiridos. Más tarde se
establecieron en la calle Buitragos y después en la calle San Sebastián en el
comercio llamado “el Bazar Murciano” donde mi abuela Carmen se convirtió en una
ciezana más. Recuerdo de mi infancia que esperábamos expectantes el “Tío de la
Pita” ahora cuando lo veo no entiendo porque era tan esperado, quizás porque en
los ojos de la chiquillería era algo no visto habitualmente, y sobretodo porque
era el primer acto que abría la Feria. Después de eso el castillo en el arenal,
y enseguida íbamos a ver las casetas de los juguetes porque entonces no
teníamos regalos mas que en la feria y en los reyes, y eso provocaba una
ilusión tremenda, no como ahora que no sabes que regalar a un niño porque ya lo
tienen todo, es tremendo. Recuerdo los olores. Al entrar al solar de doña
Adela, vendían las manzanas bañadas en un rojo caramelo brillante precioso, las
chufas que estaban en una montaña y te las ponían en un cucurucho. Las garrapiñadas,
y las nubes de algodón de azúcar que siempre me compraba y no podía terminar
con ella, porque empalaga hasta el aroma. Y unos pirulís hechos en unos moldes
con azúcar tostada, eran figuras de animalitos, gallos, peces…. para los más
jóvenes os diré que eran como una piruleta artesana y exquisita. Otra cosa que
siempre me compraba era una de esas pelotas blancas, pequeñas, con un elástico
larguísimo y que eran de piel rellenas de serrín, siempre terminaba
rompiéndolas en mi casa con el consiguiente disgusto de mi madre o de mi
abuela. Luego estaba el día del padrino. Como mi padre murió cuando yo tenia
cuatro años hasta que fui lo suficientemente mayor para ir a los carruseles
sola con mis amigas era mi padrino, Francisco González, Paco “el confitero”, de
la confitería con mas solera que ha habido en Cieza, exactamente en la calle
San Sebastian y lamentablemente hoy cerrada porque él se ha dedicado a otros
menesteres. ¿Quien no se ha comido una riquísima torrija? o un palo catalán o
un riñón en ese establecimiento?. Ummm… que sabores… que recuerdos. Pues como digo
desde que faltó mi padre, mi padrino fiel a su compromiso en mi bautismo
ejerció como tal y os aseguro que lo hizo y lo sigue haciendo mejor que nadie,
padrino también de mi hija Carmen pero la verdad es que lo es de toda mi
familia e incluso mis amigos más íntimos le dicen el padrino. Él nos acompañaba
a montarnos en los caballitos el tren de la bruja, la noria y todo lo que
queríamos. Tanto a mi hermano como a
mí, y el pobre se
montaba en todo con nosotros. Y yo que he sido incapaz de hacerlo con mis hijos
porque me
mareo, y siempre que
lo pienso le veo más mérito!!!!!
Después nos íbamos a
comprar los juguetes que ya habíamos ojeado decenas de veces y tan contentos a
casa.
Al día siguiente a la
calle a jugar y a enseñarlos a los amigos, digo a la calle, porque yo recuerdo
mi niñez siempre jugando en la calle, o aquí en la que entonces era la plaza de
José Antonio y no nos acompañaba nadie, no nos alejábamos eso si, pero no
teníamos esa sensación que ahora tenemos de que los niños se van a perder o
podía pasar algo malo. Como he tenido la gran suerte de vivir en este barrio
donde las actividades de San Bartolomé siempre se han desarrollado nunca me perdía
una procesión. Recuerdo que cuando era pequeña y durante unos pocos años a San
Bartolomé lo traían a la Iglesia el día 24 por la mañana, y cuando oíamos los
cohetes mi chacha Ana nos subía corriendo el callejón que llega a la calle
Cartas y esperábamos para verle pasar, ese era el cortísimo itinerario, de la
ermita a la iglesia por la calle Cartas, primero iba Pascualón con un carro
tirado por una bestia y una noria, ahora pienso que era el preludio de este
desfile huertano que nosotros hemos recuperado en la fiesta y que cada año
tiene mayor auge. Luego el día 31 ya era una procesión más larga y solemne.
Pero lo que siempre me gustaba era esperar tras la verja que llegara el patrón
para verle entrar y todavía hoy lo hago. Depende en qué época o de qué
Directiva los días de procesión se han visto modificados, si bien llevamos el
periodo más largo conocido sin cambios en las procesiones y actos
fundamentales. Después ya en la adolescencia mi feria empezó a girar en torno
al patrón como ya he dicho antes. Cada vez más involucrada. Entonces todo era
diferente porque ¡¡como cambia todo cuando lo ves desde el otro lado!!. Cuando
nacieron mis hijos casi vinieron al mundo vestidos de huertanos, y por supuesto
los hicimos hermanos de S. Bartolomé enseguida. Y vuelves a vivir la Feria con
ojos de niño, con una ilusión renovada, todas esas percepciones sensoriales experimentadas
con tus hijos de la mano que los engatusa, y a ti también te embargan y atraen
como un hechizo hacia el recinto al que penetras, contemplando sus rostros con
ese gesto, mezcla de sorpresa, expectación, alegría, interrogante ante lo
mágico y desconocido. Una atracción, en definitiva, irresistible. Y entrábamos
lógicamente en la división de opiniones que al ser tres aspirantes a la
diversión, son tres deseos diferentes, porque dispares son sus gustos y sus
edades. Que si los caballitos, que si los coches de choque, que si la noria,
que si el tren de la bruja, que si el hotel del terror, y había que dividirnos
para montar a cada uno en la atracción de acuerdo con sus gustos y
posibilidades.
Actualmente, la
Hermandad, se sigue engrandeciendo, y
esperamos que sigan
en aumento las afiliaciones y los apoyos; con la ayuda, estamos seguros de
ello, de nuestro Santo Patrón. Y nosotros le conocemos tan bien que hasta le
vemos cambiar de expresión, y lo digo en serio, mis hermanos en San Bartolomé y
sobre todo mis hermanas, que somos quienes le cuidamos y limpiamos su ermita
para que siempre esté bien bonita, saben que muchas veces
cuando tenemos un
acto y entramos en la ermita, lo miramos y decimos mala cara tiene!!, vamos a
encenderle unas velas no sea que le de por llover, y a veces sucede que cuando
se va a iniciar el acto en cuestión, cae una tromba de agua y nosotras con
nuestras velas y al final cesa la lluvia, escampa y puede lucirse. Otras veces
sobre todo cuando lo vamos a sacar en procesión y le estamos preparando,
decimos míralo que contento está hoy! Porque
le vemos un rictus
casi sonriente. Por eso digo que este santo que en realidad está junto a su querido
Maestro en el cielo, nos ha perdonado a todos los fallos y olvidos que hacia él
hayamos podido tener y lo que quiere es que reine
la paz, entre
nosotros y que Cieza prospere. Pero no tengáis ninguna duda en que sigue desde
allí vigilante y
nos pide que no
abandonemos nunca la lucha por conseguir un pueblo cada más desarrollado, que
no dejemos que nos falte el agua y a buen seguro que cuando oye eso de que se
va a entubar el río tuerce el ceño, porque con toda seguridad los ingeniosos
que piensan esas obras no recaen en pensar que se va a destruir una ribera de
río tan maravillosa como la que bordea nuestro pueblo, con su fauna y su flora autóctona.
Cieza ha sido bendecida con unos bienes naturales que pocos pueblos poseen.
Contamos con un entorno natural que es un lujo, desde el balcón del muro se
puede apreciar en un mirador sin igual la huerta , mientras golondrinas y vencejos
prolongan sus alocados vuelos hasta más allá del crepúsculo. Desde el paseo
ribereño se puede admirar el reflejo en el agua del sol, o de la luna, o el
olor a rocío y a tomillo en la mañana cuando paseas por el primer camino de la
Atalaya bajo los eucaliptos, los pinos y el canto de pájaros, …y ¿la
primavera?… ¡que primavera tiene mi Cieza¡ Tampoco pondrá muy buena cara cuando
vea pasar el tiempo y que esos otros legados arqueológicos únicos que poseemos
como el despoblado de Medina Siyasa, no terminamos de encontrar ese impulso
necesario, siempre en un equilibrio entre investigación y protección, pero sin
olvidar, eso si, su explotación turística, estoy segura que están ahí para
hacer de nuestro pueblo sea uno de los más visitados y de mayor prestigio por
sus restos arqueológicos, junto con las pinturas rupestres de la Serreta o del
barranco de los Grajos entre otras muchas riquezas que Dios puso cerca de
nosotros. Quizás estemos buscando a la gallina de los huevos de oro y hace
muchísimos años que dejó sus huevos caer en distintos parajes de nuestra
querida Cieza. Hay que comprender que no corren buenos tiempos en cuanto a presupuestos
en el erario y esperemos que se llegue a tiempo de salvar y saber promocionar
éste patrimonio sin igual. Y seguro que con un poco de empeño todo saldrá
porque los ciezanos somos unos ciudadanos persistentes y cabezotas cuando se trata
de sacar adelante algo que nos interesa.
¿Quien nos iba a
decir en Agosto de 1995 cuando en el semanario el Mirador de Cieza se anunciaba
el primer gran concurso de lanzamiento de huesos ( con la boca y sin canute)
para el día 30 de agosto en la calle Reyes Católicos. Los huesos serán de oliva
o de cereza rezaba el
cartel anunciador,
que se ha convertido en un concurso Internacional, y que ya es conocido en
diversos puntos de España y en diversos países ….. y hasta en la ciudad de
Nueva York. ¡¡¡¡¡¡¡Pero ahora hay que pensar en divertirse que viene la Feria
de San Bartolomé, es nuestro Patrón y estamos en Cieza!!!!!!
Y voy a cumplir con
mi cometido.
PREGONANDO, que
llegan unos días distintos.
PREGONANDO, que
comienza la vida en la calle.
¡Os llamo a todos a
la magia de la fiesta!
Os convoco:
A la música, a la
risa, a la fraternidad, a la diversión, a soñar despiertos. Vivid cada momento
con intensidad y disfrutad cada minuto, con pasión. Ciezanas y ciezanos
ya está aquí la Feria
para que todos la podamos disfrutar
Vamos!! salid a la
calle a ver los gigantes que danzan al son de la pita y el tambor Al cubrir la
noche el cielo
bajo el alumbrado de
luces y candelas comienza el sentir de sus gentes acoplando el ritmo único y
peculiar
que viste Cieza de
fiesta… cuando los fuegos artificiales iluminan el cielo reflejando vistosas
estelas de colores.
El día del Patrón
prestos iremos a misam y al desfile que las calles llenan de alegría con sus
gentes ataviados de huertanos y sus carretas tiradas de caballos enjaezados
que reviven otros
tiempos del pasado cuando nuestros huertanos trabajaban de sol a sol pedían al
patrón que la cosecha guardara y en la Feria contentos al pueblo volvían. Vinico
en bota, botijo y buenas viandas tomaremos cantando el himno que para nuestro
patrón tenemos. Aunque haya sol de justicia no faltaremos a la cita, y en
tartana llevaremos el cuadro con el patrón para dejarlo en el jardín que hay
junto a San Joaquín vigilando y guardando las fiestas y el devenir de foráneos,
ciezanos y cuantos se dignen venir. Y el veinticinco junto al río, rico arroz
comeremos entre alegrías y alborozos todos disfrutaremos habrán toros y para
los pequeños títeres y marionetas al recinto de la feria irán y en los
caballitos montarán. Las casetas de juguetes y joyas miraremos al pasar si este
año la crisis no nos deja comprar, otro año será no hay mal que sea eterno y
esto tiene que terminar.
El lanzamiento de
hueso de oliva con la boca y sin canuto
igual que los Autos
Locos que camino abajo irán. Mucha afluencia de público atraerán. Y a todos
divertirán.
Y en las tascas
alguna cervecica tomar unas morcillas, salchichas y también una ensalá que ya
vendrá el invierno y como sea hay que pasar. Al final de las Fiestas el Patrón
recorrerá otra vez las calles y hasta su ermita llegará deteniéndose en el Muro
para los campos bendecir que haya buena cosecha y con decencia poder vivir!!
Viva San Bartolomé,